domingo, 11 de julio de 2010

La iglesia y el deporte



Durante estos días el mundo ha estado pendiente del campeonato mundial de futbol. Se han destacado muchas cosas positivas que hacen sentir que estamos dispuestos para la fraternidad y la concordia que para el enfrentamiento y la guerra.
El deporte nos ha dado una bella lección. Podemos vivir fraternalmente, podemos compartir experiencias culturales, tolerar manifestaciones y expresiones de otros pueblos, otros modos de pensar, de reír, de celebrar, de creer y de vivir. La iglesia anima a tosas estas expresiones deportivas que nos hacen más humanos, que rompen las barreras del odio y el rencor que nos hacen sentir que somos un solo corazón.
Si lo podemos hacer durante un mes, podríamos intentar que la concordia entre las naciones durara un poco más, y por qué no, siquiera cuatro años, es decir, mientras llegamos al próximo mundial.
Aunque en el mundo del deporte se mueven muchas cosas oscuras y deshumanizantes, también es cierto que alienta la vivencia de un sin número de valores que nos permiten crecer como personas y como sociedades.
Tenemos que estar atentos y vigilantes para que el mundo de deporte no pierda el espacio del encuentro fraterno con el otro y la solidaridad entre pueblos y naciones.
El mundial de futbol mueve muchos elementos valiosos. Como iglesia tenemos que estar atentos para impregnar ese mundo de valores del evangelio.

Durante estos días el mundo ha estado pendiente del campeonato mundial de futbol. Se han destacado muchas cosas positivas que hacen sentir que estamos dispuestos para la fraternidad y la concordia que para el enfrentamiento y la guerra.
El deporte nos ha dado una bella lección. Podemos vivir fraternalmente, podemos compartir experiencias culturales, tolerar manifestaciones y expresiones de otros pueblos, otros modos de pensar, de reír, de celebrar, de creer y de vivir. La iglesia anima a tosas estas expresiones deportivas que nos hacen más humanos, que rompen las barreras del odio y el rencor que nos hacen sentir que somos un solo corazón.
Si lo podemos hacer durante un mes, podríamos intentar que la concordia entre las naciones durara un poco más, y por qué no, siquiera cuatro años, es decir, mientras llegamos al próximo mundial.
Aunque en el mundo del deporte se mueven muchas cosas oscuras y deshumanizantes, también es cierto que alienta la vivencia de un sin número de valores que nos permiten crecer como personas y como sociedades.
Tenemos que estar atentos y vigilantes para que el mundo de deporte no pierda el espacio del encuentro fraterno con el otro y la solidaridad entre pueblos y naciones.
El mundial de futbol mueve muchos elementos valiosos. Como iglesia tenemos que estar atentos para impregnar ese mundo de valores del evangelio.
(libro: 5 minutos de oracion en familia)

1 comentario:

  1. vivamos el mundial segun el evangelio, en una sola comunion con Cristo Jesus...

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